¡Yo lo vi primero! (Alexander Spinne)

Estaba trabajando en un nuevo proyecto, no tenia demasiado claro cual iba a ser su forma final puesto que la única idea que tenia en mente es que necesitaba alguna clase de prótesis que no fuera fija y que le ayudara a realizar trabajos pesados. No era un hombre flojo pero había encontrado que evolutivamente los humanos, al contrario de otros animales estaban preparados para soportar una fuerza a su parecer limitada; tras muchos estudios había observado insectos que eran capaces de soportar pesos mucho mayores a los suyos. Su idea era sencilla, si un insecto era capaz de hacerlo, el podría crear alguna herramienta que emulara las extremidades de es insecto permitiéndole obtener la misma fuerza. Ya había realizado algunos estudios sobre el tema y tenia algunas ideas para poder comenzar, pese a eso al seguir buscando información se había encontrado que le faltaban libros, necesitaba uno en concreto, que sabía donde encontrarlo.

Había pasado toda la mañana despierto, encerrado en su taller realizando los primeros intentos de su nuevo aparato a la espera de poder conseguir ese libro que le ayudaría a terminar su proyecto, probaba incesantemente su idea a la espera de que sus conocimientos fueran los suficientes para no tener que ir a por el libro, pero tras dos pequeñas explosiones controladas y un armario caído al suelo estrepitosamente cedió ante la evidencia de que necesitaba el libro. Aun así ya había amanecido por lo que fue a lavarse y a vestirse para poder salir cuanto antes a por ese libro que tanto necesitaba. Ataviado con una elegante camisa blanca, un chaleco de cuero marrón, unos largos pantalones del mismo color -atados con un cinturón repleto de botecitos y múltiples herramientas- y unas cómodas botas de color negro por encima de los pantalones que quedaban abombados sobre la parte remetida en el calzado; salió sonriente a la calle.

Solía frecuentar el mercado, era sin duda el mejor lugar para conseguir los objetos que solía necesitar; desde libros, metal y herramientas, hasta arañas que podía cazar el mismo. No estaba lejos de su casa y por ahí no podía ir con su gran vehículo por lo que fue caminando. En poco rato ya había llegado a la parada donde solía comprar los libros y tras hacer memoria dio con el lugar donde lo había visto por ultima vez. Cogió el libro por el lomo pero alguien ya tiraba de el, no tenia intención de soltarlo y el, por contraposición tampoco. - Perdone que discrepe señorita pero me parece una deducción condenada al equivoco que sin haberme conocido con anterioridad sea capaz de afirmar que usted vio el libro antes que yo. - Dijo el chico sin soltar el libro. - Yo a  diferencia de usted no hago deducciones precipitadas. Lo necesito y no dejaré que nadie se lleve este libro sin yo haberlo leído antes. - Concluyó sin soltar el libro.

 No soltaba ni un centímetro del libro, podía encontrar soluciones pero para nada dejaría que la muchacha se quedara con el libro y que el no pudiera leer el libro para acabar su proyecto. La miró mientras hablaba, podía notar que la chica no estaba acostumbrada a hablar de ese modo, lo cierto es que en Nuevo Londres poca gente recibía una educación digna y era extraño encontrar a alguien de The Rose paseando por esos lugares. Escuchó con detenimiento su historia, lo cierto es que le hacía gracia, a decir verdad apelar a su lado humanitario cuando se trataba de ignorancia era un acierto, pero mas real era que si lo intentaba al menos debía mentir mejor. Podía notar en cada palabra de ella que eso no era la verdad, por lo que no cedería ni un ápice mientras la chica rubia de delante suyo no le contara la verdad.


- Ciertamente yo no tengo problema, tengo todo el tiempo del mundo y no me importa estar eternamente para poder llevarme el libro. Mas si quiere que le diga una posible solución se me ocurre algo ¿Que le parece si suelta el libro y así no pierde ni su tiempo, ni el mio? - Dijo Alexander con una sonrisa educada mientras le miraba desafiante sin ceder ni un milímetro de libro. - ¿Vuelve usted con las deducciones precipitadas?¿Puedo preguntar que detalle supuestamente le ha hecho deducir que su necesidad sobre el libro es mayor que la mía? - Odiaba esas falsas aclaraciones precipitadas e infundadas que solía hacer la gente sobre la mayoría de cosas. Ciertamente el solía deducir a partir de detalles toda clase de cosas que podían servirle en un futuro. Tras años de observación había conseguido entrenar su mente y por eso cada vez que hablaba con alguien lo examinaba para poder establecer mas cosas de las que la misma persona podía decir. Sabía por sus ropajes y su educación que no era una industrial ni una aristócrata por lo que podía ser una pirata o una persona de clase baja, quizás hasta una radical, pero no tenia suficientes datos para establecer eso. - No niego que apelar a mi humanidad es una gran idea por tu parte, una buena estrategia se mire como se mire. Es cierto que de no ser por circunstancias obvias te daría el libro, nadie odia mas la ignorancia que yo... ¿pero si quiere que yo le de el libro porque no me cuenta algo mas creíble? Ademas... compadezco del que deba recibir educación de una persona tan maleducada. - Sin duda sabía que esas palabras, como en la mayoría de las ocasiones, le llevarían a una discusión pero no le importaba. Eran la verdad y la verdad siempre dolía al 99% de la población.